¿Los carbohidratos son malos? ¿La grasa es mala?
Redactado por la Lic. Gabriela Ordoñez (Estudiante de Nutrición)
¿Quiénes son verdaderamente los “buenos” o “malos“?
Estamos en una era en la que hemos llegado a etiquetar a los alimentos como “buenos” o “malos” cuando la cruda realidad es que los que podemos llegar a ser buenos o malos somos nosotros, los seres humanos.
Los alimentos no pueden ser buenos o malos ya que no tienen un cerebro, no tienen libre albedrío ni pueden pensar racionalmente, nada más es comida. Quienes se llevan los alimentos a la boca, tienen capacidad de razonar y decidir, somos nosotros. Es hora de dejar de culpar a los alimentos y asumir responsabilidad por nuestras decisiones.
Nosotros decidimos si beber agua o alcohol, donde uno será para el beneficio de nuestra salud, y el otro para intoxicar nuestro cuerpo. Nosotros tomamos la decisión si comer un plato balanceado de proteína, carbohidrato y grasa de buen valor nutricional, o si comer 2 cajas enteras de pizza con menor valor nutricional. Es por ello que al final, los “buenos” o “malos” somos nosotros, no la comida.
Los Carbohidratos y la Grasa, ¿cuál es su función si no son “malos”?
Los alimentos de hecho son buenos, cada uno de ellos tienen diferentes y fascinantes propiedades y beneficios.
Los carbohidratos y la grasa han llegado a ser clasificados como “malos” cuando la realidad es que son buenos, son una fuente de energía para nuestro cuerpo y su funcionamiento diario.
Lo que ocurre es que cuando comemos carbohidratos y grasa sin controlar nuestras porciones, aquí es donde radica el problema. Porque cuando el cuerpo se enfrenta a un exceso de energía (en forma de calorías) por parte de los alimentos, el cuerpo se ve obligado a almacenar este exceso de energía, y su forma favorita de almacenar este exceso de energía a largo plazo, es en forma de grasa.
Pero esto no vuelve malo a los carbohidratos ni la grasa, esto es un proceso natural y biológico producto de nuestro comportamiento alimentario.
Es por ello que la clave está en el control de las porciones de los alimentos, no en el tipo de alimento que comemos.
“Bueno” vs. “Malo”. ¿Ejemplos?
Para que comprendas mejor lo que intento explicar en este texto, te obsequio un ejemplo.
Al pollo a la plancha se le etiqueta como “bueno”, porque es una excelente fuente de proteína por ser a la plancha claro. ¿Pero qué ocurre si comes 10 pechugas de pollo a la plancha en un solo tiempo de comida? El cuerpo ante este exceso de calorías por parte de las pechugas de pollo a la plancha, utiliza las que les son útiles y el resto las transforma y deposita en forma de grasa, y peor aún, las acumula en forma de grasa con el tiempo. Este alimento “bueno” ahora deja de ser tan “bueno”.
Te obsequio un ejemplo con el otro extremo.
A una hamburguesa de la calle comúnmente se le etiqueta como “mala”. Pero qué ocurre si en una semana determinada has comido balanceado, limpio y estratégico y decidis que en un tiempo de comida de esa semana, te vas a comer una hamburguesa fuera de casa para relajarte entre amigos o familiares?
Recuerda, un tiempo de comida flexible no puede ni vencerá a 6-7 días de alimentación balanceada y saludable. Puede que la hamburguesa no sea la opción más nutritiva, pero esto no lo vuelve un alimento “malo”.
De hecho, servirá como un momento de relax mental para seguir comiendo balanceado y saludable el resto de tu semana.
¿Ves? Al final no existen “carbohidratos buenos” o “grasas malas”, solo existen alimentos con mejor o menor valor nutricional.
(No son lo mismo las papas fritas que las papas al horno. Ambas son papas, pero las papas fritas tienen menor valor nutricional, y las papas al horno tienen un mejor valor nutricional.)
¿Cómo debo de comer entonces?
La clave del éxito para que cualquier sistema de alimentación funcione, está en tener buenos hábitos de alimentación acompañados de lapsos controlados de flexibilidad al comer cada cierto tiempo.
(Es importante que incluyas tu(s) alimento(s) favorito(s) pero con prudencia, moderación y estrategia al comer.)
Es decir, mi recomendación es que tengas una buena base de hábitos tales como:
Beber más agua, comer más vegetales, que tus platos se vean más balanceados (eg. incluir buenas fuentes de carbohidrato, proteína y grasa), realizar mayor actividad física, evitar el sedentarismo, entre otras más.
Y sobre esta buena base, podes cada cierto tiempo tener lapsos de flexibilidad donde te permitas comer tu alimento favorito bajo control, moderación y conciencia.
¡Es de crucial importancia también cuidar las porciones de tus alimentos!
Recuerda:
Para bajar de peso y disminuir tu grasa corporal no se trata de comer menos (restricción), se trata de comer mejor y más inteligente, de la mano con un buen sistema de ejercicio.
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